Einstein, Leonardo da Vinci o Confucio evocaron la simplicidad como un rasgo supremo.
Einstein decía que si uno no conseguía explicar algo a un niño de 6 años, tampoco lo tenía muy claro.
Muy a menudo, sin darnos cuenta hacemos que las cosas se compliquen mientras que al contrario, los seres humanos nos sentimos instintivamente cómodos con la simplicidad. Las cosas claras, simples, evidentes nos alejan de la confusión donde nos sentimos incómodos e inseguros.
¿Porqué entonces complicamos tanto la vida de nuestros clientes?
Hace poco estuve buscando un nuevo ordenador. En una de las grandes tiendas especializadas me encontré con una oferta abrumadora, más de 200 referencias. A pesar de tener muy claro lo que buscaba salí con las manos vacías, confusa y lo peor, sin tener tan claro lo que quería.
Al volver a casa, navegué en varias webs para ver si encontraba lo que quería y tras visitar varios retailers on-line, entré en Apple Store y me encontré sólo con dos referencias: Mac Book Air y Mac Book Pro. En 5 minutos lo tuve claro y hice el click en el botón “comprar”.
Keep it simply, stupid!
Fácil, claro y además con un alto grado de satisfacción.
De aquí sale mi reflexión: que las empresas deberían apostar más para que nuestros clientes tomen una decisión rápida, signo de la confianza que depositan en nuestros productos/ servicios.
Ante demasiadas opciones nos sentimos confusos y después de comprar, muy a menudo nos preguntamos si realmente era la mejor elección.
Este sentimiento de duda permanente, nos aleja de la “emoción de compra” y del sentimiento de satisfacción. Además, al ritmo al que se desarrolla la tecnología hoy, hace que la venta de productos tecnológicos apostando por sus especificaciones técnicas carezca de sentido ya que en poco tiempo se quedan obsoletos.
Por cierto, ¿alguien de vosotros se ha leído el manual de instrucciones de su ordenador o impresora o televisión?
Si queremos captar a nuestro clientes y fidelizarlos deberíamos desarrollar las estrategias de venta de nuestros productos/servicios desde una perspectiva emocional y humana. Los valores no pasan, son para siempre.
Si conseguimos “enamorar” a nuestros clientes, si nuestros clientes comparten nuestros valores, conseguiremos una conexión permanente con ellos.
Barbara Gawior
No comments :
Post a Comment
Thanks for sharing. Gracias por compartir.